Años atrás, al incorporar un universitario en plantilla, las empresas valoraban de manera muy positiva que hubiera realizado prácticas en empresas durante la carrera. Hoy no sólo lo valoran, sino que en muchos casos, las empresas, lo esperan.

La experiencia acumulada por personas todavía muy jóvenes suele ser un factor decisivo a la hora de contratarlas, ya que el plazo que dan las empresas a los recién titulados para que rindan al cien es cada vez más corto. Lo habitual es que dure de tres a seis meses en una primera fase, y un año en un segundo nivel.

Los expertos en recursos humanos no se cansan de repetir que, a igual formación académica, lo que marca la diferencia entre dos candidatos a un puesto de trabajo son las competencias: adaptabilidad a los cambios, habilidades de comunicación, orientación al servicio, capacidad de trabajo en equipo, iniciativa...Cada persona tiene esas competencias desarrolladas en mayor o en menor grado. Y si algo puede potenciarlas es, sin duda, la experiencia laboral.

El haber realizado prácticas durante los estudios no sólo hace a la persona más atractiva para la empresa, sino que ayuda a desarrollar de manera precoz lo que el psicólogo-investigador Daniel Goleman define como "conciencia política": la capacidad de identificar las emociones y las relaciones de poder en un grupo de persona. Este factor es clave para integrarse con éxito en nuevos equipos de trabajo.

En los cuatro primeros meses de 2007, ya hay 383 estudiantes realizando prácticas libres formativas. El sector bancario es uno de los más solicitados, junto con servicios y tecnologías de la información. En cuanto a las titulaciones más demandas, destacan la Diplomatura de Ciencias Empresariales y la Licenciatura de ADEM. Aunque las titulaciones de Publicidad y Relaciones Públicas y de Arquitectura Técnica, se están posicionando entre las primeras a la hora de solicitar estudiantes en prácticas las empresas.